
Hace relativamente poco descubrieron la ciudad más antigua de América. Resulta que está en Perú, y han dado en llamarle "Caral", ante la imposibilidad de saber cómo coños le llamarían sus pobladores.
Caral es un emplazamiento enorme. Mucha, muchísima cantidad de gente vivía por ahí. Sus edificaciones estaban especializadas, en fin, una ciudad hecha y derecha. Y como tantas otras ciudades, dentro de las cuales están Teotihuacán, en México, Tiahuanacu, en Bolivia o Perú, o por ahí, fue abandonada. En determinado momento de su historia es como que puf, explotaron en el aire, su gente se fue dejando las cosas así como estaban, vamonos pues, y a la chingada. Y lo mismo sucedió con varias ciudades mayas...
Tengo la íntima convicción que esta gente descubrió, de manera accidental, la inconveniencia de las metrópolis. Descubrieron, como si fuera la serie de Fibonacci, o la sección áurea, cuál era el número de habitantes límite para una ciudad. Descubrieron cuándo una ciudad estaba por valer madres.
Y, vinculando este escritillo con el anterior, supieron cuándo irse, antes que llegaran los supermercados, las fast foods, las modas, los celulares y todas las puterías que hoy nos contaminan.
Un brindis, pues, pa´los antiguos, los que sabían.
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